martes, 19 de junio de 2007

Discapacidad: las barreras no se eliminan

3/14/2007



Cuando José Falconí tenía 15 años jugaba fútbol en las calles de su natal Quinindé y fue atropellado. Ese hecho marcó su vida, pues perdió su pierna izquierda y el brazo derecho.
Su familia lo llevó a una casa de salud de la capital, pero después se olvidó de él.33 años después del accidente, ‘Pepe’ (como le llaman sus allegados), lucha por acostumbrarse al tránsito y las barreras que tiene una ciudad “que todavía no está pensada para las personas que tienen discapacidades”.

El esmeraldeño, con registro nro. 1 889 del Consejo Nacional de Discapacidades (Conadis), afronta una serie de obstáculos para llegar desde su habitación -con una cama maltrecha y dos bancos para apoyarse- de las calles Santo Domingo y Puerto Rico (en Las Casas) hasta llegar a su puesto de lustrabotas, que desde hace 25 años ocupa en la esquina de la avenida Amazonas y Pinto.
Las rampas de las aceras de las calles Santo Domingo, Puerto Rico, La Isla, Albornoz, de la avenida Colón... son los inconvenientes que debe sortear, pues siempre están obstaculizadas por los autos o están con baches.

Eso le obliga a hacer maniobras en la calzada de las vías, en las primeras horas de la mañana están congestionadas. La otra opción es movilizarse en taxi (cuando estos se detienen), pues los buses que circulan por su barrio no lo recogen o no tienen rampas para sillas de ruedas.

En Quito únicamente los usuarios de las 232 unidades articuladas del Sistema Trolebús, de la Ecovía y del Corredor Central Norte tienen facilidades para las personas que usan sillas de ruedas.Pero los obstáculos no son únicamente para las 7 160 personas con discapacidad física registradas en Pichincha.

Eso lo siente a diario Wilson Garcés, quien llegó desde el Carchi hace 25 años cuando se quedó ciego a causa de una bala perdida.
“Los conductores estacionan sus autos sobre las veredas, tenemos que bajarnos a la calzada y corremos el riesgo de ser atropellados”, se queja. Pese a su discapacidad, confecciona alfombras en el Centro de Formación y Capacitación Laboral para Ciegos (Cefoclaf), ubicado en la ave. Teniente Hugo Ortiz, al sur. Para Garcés, quien no se separa de su bastón cuando está en la calle, las principales barreras son las arquitectónicas y las sociales. “A los problemas en las aceras, falta de pasamanos y los baches, se suma la falta de solidaridad. No siempre nos ayudan a cruzar la esquina”, se queja, mientras el artesano se guía por una de las paredes de la avenida Teniente Ortiz.

Al cruzar las calles tiene otro problema: no todas las esquinas están equipadas con avisadores acústicos, que están junto a los semáforos y permiten a los no videntes cruzar las esquinas. Según la Empresa Metropolitana de Servicio y Administración del Transporte, únicamente 130 dispositivos están instalados en la urbe, especialmente en el Centro Histórico y las avs. 6 de Diciembre, 10 de Agosto y Mariscal Sucre. Empero, varios dispositivos están destruidos y los cables están a la intemperie.

El Fondo de Salvamento (Fonsal) trabaja en el Proyecto de Accesibilidad. La meta es colocar rampas (con materiales antideslizantes), elevadores o salvaescaleras en los museos, iglesias y edificios públicos.

En la actualidad, si José Falconí o Wilson Garcés quieren ingresar a cualquier iglesia del Centro Histórico tienen que pedir ayuda a otra persona. Únicamente en la Vicepresidencia de la República se habilitó una rampa para sillas de ruedas.

El mismo trabajo se hizo hace un año en el Palacio Municipal y otras dependencias. Fanny Rodríguez, responsable del estudio, considera que los trabajos se pudieran iniciar desde abril. Sin embargo, todavía no conoce cual será el presupuesto.


Otros detalles

- No hay un registro de cuántos ascensores acústicos hay en la ciudad para facilitar la movilización de las personas con discapacidad auditiva. S

- Según los datos del Conadis, de las15 174 personas que tienen discapacidad en Pichincha, 7 160 dificultades son físicas; 1 432, visuales; 1 952, auditivas; 4 382 son intelectuales; 204 son psicológicas y 44 de lenguaje.

- Los buses articulados del trole, de la Ecovía y del Corredor Central Norte tienen un espacio para las sillas de ruedas. Sin embargo, estos sitios no siempre son respetados por el resto de usuarios.